TRASTORNOS DE PERSONALIDAD
¿QUÉ ES
UN TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD?
Los trastornos de la personalidad son
problemas que el sujeto posee arraigados en su carácter y que, por tanto,
empieza a manifestar con claridad en su juventud o principio de la adultez. No
obstante, muchas veces existen antecedentes de dichos problemas o “rasgos
disfuncionales” del temperamento en la infancia.
Los trastornos de la personalidad no son
equivalentes a trastornos que son más bien problemas agudos, como se dice en
medicina. Podemos imaginar a una persona con una grave depresión, pero que
cuando se repone de ésta vuelve a ser la que era. Igualmente, podemos hacer el
mismo ejercicio de imaginación con alguien adicto a sustancias, agorafóbico o
hipocondríaco. La persona con trastornos de la personalidad no reacciona así,
no vuelve a ser la que era porque siempre es la que es; digamos que no tiene un
“postizo” que le pueda sobrevenir como una depresión o un trastorno de
ansiedad, sino que desde siempre ha sido así y se ha ido haciendo así durante
su vida.
Esto no significa que los trastornos de la
personalidad no tengan tratamiento, al contrario. Con un depresivo hay que atender
la depresión, con un psicótico la psicosis; pues bien, con una persona que
sufre de trastornos de la personalidad, hay que atender a su personalidad. No
venimos a decir que haya que cambiar de carácter, sino que hay que convertir lo
que antes eran rasgos o maneras de ser disfuncionales en funcionales.
Los rasgos disfuncionales son aspectos del
comportamiento, de la percepción de los demás, del manejo ante la vida o de la
autoestima (es decir, de los grandes ámbitos en los que nos desenvolvemos todos
con nuestro carácter) que provocan sufrimiento en uno mismo y/o en los otros.
Imaginemos, por ejemplo, a una persona enormemente desconfiada, que es suspicaz
incluso con sus seres queridos y que siempre piensa que la están engañando o
que se están queriendo aprovechar de ella, humillarla, burlarse, etc. Esta
persona tiene rasgos disfuncionales de personalidad de tipo paranoide, hasta el
punto de que podría ser tributaria de un diagnóstico de trastorno paranoide de
la personalidad por su suspicacia excesiva y generalizada. Otros ejemplos de
rasgos disfuncionales son la timidez extrema, el comportamiento delictivo, la
soberbia excesiva, etc. Como se puede observar, son "formas de ser"
constantes, que no obedecen a un mal momento concreto sino que están muy arraigadas
en el individuo.
Según los aspectos que estén generando
sufrimiento se podrá hablar de un trastorno de la personalidad o de otro,
sabiendo que lo más normal es una mezcla entre diferentes tipos. Pero, más allá
de las diferentes clases, lo que importa es esa idea de estabilidad en la
persona, de que distintas "maneras de ser" muy arraigadas pueden ser
problemáticas para el individuo o su entorno.
TRASTORNO NARCISISTA DE
PERSONALIDAD
Un
patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una
necesidad de admiración y una falta de empatía, que empiezan al principio de la
edad adulta y que se dan en diversos contextos como lo indican cinco (o más) de
los siguientes ítems:
Tiene un grandioso sentido de
autoimportancia (p. ej., exagera los logros y capacidades, espera ser
reconocido como superior, sin unos logros proporcionados).
Está preocupado por fantasías de éxito
ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.
Exige una admiración excesiva.
Cree que es "especial" y único y
que sólo puede ser comprendido por, o sólo puede relacionarse con otras
personas (o instituciones) que son especiales o de alto estatus.
Es muy pretencioso, por ejemplo,
expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se
cumplan automáticamente sus expectativas.
Es interpersonalmente explotador, por
ejemplo, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas.
Carece de empatía: es reacio a reconocer o
identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.
Frecuentemente envidia a los demás o cree
que los demás le envidian a él.
Presenta comportamientos o actitudes
arrogantes o soberbias.
Sara Lopez
slopezcharles@hotmail.com
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